Por J.C. Ramírez Figueroa
En tiempos donde los jóvenes músicos aseguran practicar el “folk” en lugar del “folclor”, el debut de Sabina Odone bien podría desordenar este escenario. Con sus charangos, quenas, estribillos y una voz más cercana al pop que a la entonación campesina (pensemos en Gepe), las canciones de Sentencia de amor imposible suenan perfectamente radiales. Y esto último es una clave en su álbum, que se emparenta con el Illapu de Multitudes o con la cantante argentina Soledad.
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