Por J.C. Ramírez Figueroa (10 de septiembre 2010, Emol)
Ricardo Arjona es el más brillante -y terrible- desmontador de la trova latinoamericana. Un autor que reemplazó el compromiso político por un machismo digno de Motley Crüe. Que redujo las estructuras cancioneras de Serrat, Milanés o Heredia a un coro discreto y tres o cuatro acordes básicos. Que validó cualquier metáfora aunque no rimara ni tuviera sentido. Y que -y esto es lo perturbador- logró interpretar mejor que nadie los deseos y miedos de un público masivo que jamás le había prestado atención a una letra.
Porque, aunque tuviera “aciertos” como el candente melodrama de “Historia de taxi” o la reflexión territorial “Si el norte fuera el sur”, sus trucos eran tan obvios que lo sorprendente era que su público aumentara. Una lectura ingenua podría acusar a la maquinaria comercial de haberlo posicionado como un Bruce Springsteen sudaca. Pero la otra posibilidad es que el discurso de Arjona en verdad fuese un honesto retrato del macho latino dominante e infiel y sus mujeres, encantadas de ser dominadas y que les pidan perdón por la infidelidad.
Poquita ropa continúa su proceso de sofisticación iniciado en GaleríaCaribe (2000). Como si Arjona se hubiese dado cuenta de sus ripios y quisiera ser reconocido como “cancionista”. En “Vida” intenta el viejo recurso del recuento autobiográfico (“Brasil fue campeón en los ’70 / y en la radio Paul decía “Hey jude”). “Marta” es una balada de piano, en la misma línea, donde el personaje-Arjona está en Buenos Aires y se enamora entre puros clichés: cafés porteños, los modismos, Borges, la pobreza. “Soledad enamorada” es un intento de canción desnuda de voz, piano y jazz.
Pero no hay nada que hacer. Ya a la altura de “Puente”, Arjona ya se queda prácticamente sin nada nuevo que mostrar. Las mismas metáforas de dudosa procedencia, los mismos acordes (¿por qué esa obsesión por la Si séptima?), el mismo egocentrismo de siempre. Mientras los estadios sigan adorando su trabajo será imposible esperar algo nuevo de Arjona. Si incluso está convencido de haber ganado la pelea con Fito Páez, quien lo acusaba básicamente de lo mismo que esta crítica.