Por J.C. Ramírez Figueroa (9 de noviembre 2011, Emol)
La influencia grunge se respira a lo largo de las quince canciones del debut del grupo Angels. Pero también del rockismo más ortodoxo: letras existencialistas, guitarras apañadas, riffs pentatónicos y gritos a lo Chris Cornell o a lo Robert Plant. Una opción excéntrica considerando el panorama dominado por sintetizadores, raíces folclóricas o redescubrimiento de los ’80. Eso ya convierte a la propuesta algo interesante de explorar.
Lo más destacable está a nivel interpretativo y estructural. Agents domina los códigos, desde cómo hacer sonar los amplificadores hasta la forma de cantar. Por otro lado, la construcción de las canciones aprovecha todos los recursos que dejó el puñado de discos “históricos” del grunge y post-grunge, desde Temple of the dog a Creed. A saber: melodías ancladas en el folk confesional, guitarrazos hendrixianos, una batería que aprovecha los platillos sin complejos o un bajo que, en varios segmentos, suena en un primer plano.
Sin embargo, la banda debería preguntarse realmente qué hacer con todo esto. Si son tan aplicados aprendices, deberían aspirar a algo más que cautivar la numerosa tribu nacional amante del género. Es decir, sonar como Soundgarden es una virtud, pero más aun sería buscar una identidad a partir de todo lo aprendido. Piezas como “Free” o “Not like you” demuestran que la banda está muy bien en cuanto a ejecución, pero lo interesante es que intencionalidad le damos a todo esto. A esperar el segundo disco.