Más de un centenar de escritores representarán a Chile en el encuentro literario más importante del mundo hispano. Desde Jorge Edwards, y Raul Zurita hasta Pedro Lemebel y Fuguet visitarán el pabellón chileno (de 900 metros cuadrados), tapizado con 20 mil libros nacionales. Esta es la versión definitiva del reportaje publicado el viernes. Click abajo de la foto para leer completo.
Por J.C. Ramírez figueroa
Posiblemente ni sus propios organizadores imaginaron en el ya lejano 1987 que con el tiempo la Feria del Libro de Guadalajara (FIL) se convertiría en la más importante de habla hispana. Tal como se comprobará la próxima semana, en el evento que se desarrolla entre el 24 de noviembre y el 2 de diciembre, siendo Chile el invitado de honor (tal como en 1999).
La idea del evento, financiado por la Universidad de Guadalajara, era por un lado reunir a editoriales, autores y profesionales del libro en un ambiente óptimo para negocios y alianzas y, por otro, obligar a acercarse a las universidades norteamericanas y europeas -y sus fondos- siempre tan interesadas en los estudios latinoamericanos.
Esto, sin tener que viajar ciudad por ciudad y menos pasando por el filtro español que, hasta hoy, es determinante para la visibilidad mundial de la literatura en nuestro idioma.
¿Pero qué le podría ofrecer la FIL a los profesores, escritores o intelectuales visitantes? Toda la literatura en español disponible, contacto cara a cara con colegas y todo el goce de una ciudad llamada “La perla de Occidente”, capital de Jalisco, precisamente el lugar donde surgieron dos íconos de México: el mariachi y el tequila.
El éxito ha sido abrumador. Basta revisar las cifras del año pasado: asistieron cerca de 660 mil personas, estuvieron presentes 1.935 editoriales de 43 países y concurrieron 17 mil escritores, editores, agentes, intelectuales, bibliotecarios e ilustradores.
Jorge Edwards y Raúl Zurita: los cabeza de cartel
Aunque estaba anunciado desde el año pasado, recién el 5 de julio de 2012 se presentaron oficialmente los detalles de la delegación chilena que irá a la Feria. Mientras se construía el stand principal de nuestro país -que se asemeja a una casa o “ruca” de 900 metros cuadrados, tapizada (literalmente) con 20 mil libros de autores nacionales y 80 editoriales-el ministro de Cultura, Luciano Cruz-Coke; Raúl Padilla (presidente de la FIL desde sus inicios) y Beltrán Mena (comisario del envío chileno) anunciaron los detalles básicos: viajarán alrededor de 350 personas, entre artistas, intelectuales y gestores culturales. De esos, fueron invitados casi un centenar de escritores, encabezados por Jorge Edwards y Raúl Zurita, ambos premios nacionales de Literatura. También forman parte de la lista Pedro Lemebel, Diamela Eltit, Alberto Fuguet, Roberto Brodsky, Rafael Gumucio, Hernán Rivera Letelier, Alejandro Zambra, Poli Délano, Alvaro Bisama, Marcelo Rioseco, Nona Fernández, Alejandra Costamagna y Andrea Jeftanovic. Además se incluían cronistas o periodistas como Mónica González, Oscar Contardo, Ascanio Cavallo o la ensayista Lina Meruane.
Algunos invitados se excusaron desde el principio por motivos de agenda: Isabel Allende, Antonio Skármeta y Marcela Serrano. Luego vino Germán Marín y el editor de Ediciones UDP, Matías Rivas (ver recuadro). Alegaban que los criterios estéticos y narrativos del gobierno a la hora de aventurarse en la literatura eran errados.
Ministro Cruz-Coke: “Esperamos aprovechar la fiesta literaria”
Para el Ministro de Cultura Luciano Cruz-Coke, ser país Invitado de Honor abre una enorme vitrina para nuestros creadores e industrias asociadas “dada la magnitud del desembarco que propondrá Chile como país”, dice.
“Esperamos ser capaces de aprovechar la mas gran fiesta literaria hispanoamericana como una oportunidad para mostrarnos en términos culturales. Y también para contribuir, a través de esta plataforma, a la internacionalización de nuestra industria editorial en particular y de cultura en general. Una tarea creciente que demanda nuestro sector. Porque debido a su lejanía geográfica y antecedentes culturales, necesita insertarse con mayor fuerza en el mundo como una voz activa y permanente”.
Sobre las bajas de escritores, Cruz-Coke dice: “Aquí lo relevante es que México invita a Chile por sus méritos literarios como invitado de honor, como un homenaje y un signo de amistad común entre países”.
Y agrega: “Es con ese espíritu con el que hemos trabajado. La escena cultural literaria que llega a Guadalajara tiene una historia larga con voces de distintos pensamientos y sectores, de diferentes creencias, posiciones y voces y eso es precisamente lo que convierte ha Chile en un país atractivo. Restarse de esa diversidad o pretender anularla seria no comprender la esencia libertaria que es parte fundante de nuestro país”.
Jonathan Franzen, el escritor estrella
Las cifras de la Feria son tan gigantescas como el lugar donde se realiza (y con espacios delimitados para literatura mexicana, internacional, académica, infantil e independiente). Este año vendrán 500 autores provenientes de 28 países. Y gracias a su cercanía con EE.UU. es posible invitar a gente como Jonathan Franzen, considerado el adalid de eso que llaman “la gran novela americana” gracias a “Las correcciones” y “Libertad”. También vendrá su coterráneo John Wray, cuya novela “Lowboy” lo disparó como uno de los mejores narradores del país según la prestigiosa revista Granta, cuyas antologías son un barómetro de la prensa e industria.
Además, habrá un gran homenaje al recientemente fallecido Carlos Fuentes y a Elena Poniatowska, quien será festejada por sus 80 años de vida. Además de Chile, Brasil tendrá un espacio dedicado a debatir sobre las últimas tendencias en cuanto a la narrativa de ese país. Como si esto fuera poco, habrá un “Festival de las letras europeas”, un “Salón de poesía” (donde estará Oscar Hahn), un “Encuentro internacional de cuentistas” (con Juan Villoro y Marcelo Mellado) y decenas de mesas, debates, presentaciones y shows en vivo.
Directora de la FIL: “Una plataforma para aprovechar al máximo”
Nubia Macías, socióloga, periodista y directora de la FIL desde el 2003, estuvo en Chile durante el anuncio de la Feria.
“Guadalajara es una plataforma para aprovechar al máximo. Acá está toda la cadena productiva. Queremos que la literatura chilena llegue a México, a EE.UU. o España”, expresó a “La Segunda”.
“Y si no llegan los libros, que sean sus obras a través del intercambio de derechos de autor o la compra y venta. Son proyectos de largo aliento, no tan visibles, pero que poco a poco generan una transformación. Para México es un privilegio recibir una cultura tan rica como la chilena”.
Las razones de las voces críticas
Dos intensos debates mediáticos ha generado la FIL. Primero la carta enviada por Germán Marín a Beltrán Mena explicándole sus razones para rechazar la invitación. Allí señalaba que, “al margen de proteger mi estado de salud ante ese viaje, también he concluido que no deseo involucrarme directa o indirectamente con el actual gobierno”. Para el escritor, el problema no es sólo su “falta de credibilidad en la cultura”, sino que también en “su política de adquisición de libros errada y parcial”. Esto, debido a otra polémica: los libros adquiridos para bibliotecas públicas donde el espacio para la narrativa y poesía es mínimo. “Ellos confunden el acto de escribir un libro con una búsqueda estética y temática”, explicó a “La Segunda”, además de cuestionar esta “aglomeración de escritores” que asistirán.
La otra polémica fue de Matías Rivas, quien se bajó sorpresivamente. “Todo está enfocado al mercado. No existe una política del libro ni de la lectura. Confunden la autoayuda con la literatura”, señala.
Para Rivas, el problema es la total indiferencia de la estructura del país a los temas culturales que se expresa en elección de libros para las bibliotecas, siendo urgente una “reconfiguración del Consejo del Libro” e incluir a “verdaderos expertos en el tema”, como serían escritores o editores, en lugar de “funcionarios”.
Para el editor de Ediciones UDP hay un desconocimiento tanto de la pequeña industria nacional como de la literatura o el pensamiento intelectual en general, invitando a chefs que potencien la imagen país, pero ignorando a poetas, ensayistas o historiadores.
Para la crítica y profesora de literatura Patricia Espinoza hay que partir por lo básico: “La literatura chilena no les interesa ni a los chilenos. Vivimos en un país donde la industria del libro, dominada por las transnacionales, ha logrado imponer criterios mercantiles privilegiando narrativas estandarizadas y de baja calidad”, dice.
A eso, explica, habría que sumarle primero, el arrinconamiento al que son sometidas las editoriales medianas y pequeñas “por donde pasa desde hace algunos años lo mejor de la literatura nacional”. Y segundo, ante “el nulo interés gubernamental” por apoyar iniciativas tan básicas como la eliminación del IVA a los libros o promover la lectura “el efecto que pueda tener la participación en Guadalajara es escaso”, reconoce.
Para Espinoza, nuestros problemas son de tal envergadura, que no se solucionan con “un evento más”. A lo que no se quiere tender aquí es a un debate sobre políticas culturales que lleven a transformar profundamente el modo en cómo desde el Estado se enfrenta el tema de nuestra crisis cultural. “El país agoniza en términos culturales, no en cuanto a las élites que siempre se las arreglan, sino en términos de millones y millones de chilenos para quienes la literatura dejó hace rato de ser siquiera un tema de entretención”, señala.
Para ella, la Concertación creó una ficción de país reconciliado y diverso. “En ese simulacro nos encontramos. El diseño de invitados a Guadalajara se rige por esta ficción. A lo anterior, hay que agregar que el concepto por el que se rigió el médico-comisario que dirige esta operación política y se basa en una inteligente mezcla de mercado y cuoteos políticos, generando una imagen-país de diversidad y tolerancia, acorde con el manejo concertacionista que ha tenido el Ministerio de la Cultura… Así, jugando al simulacro de hermanarnos por el arte y la cultura, vamos a representar esa extraña ficción llamada Chile del siglo XXI”.
Sobre los invitados, Espinoza dice que el “gobierno intentó ser diverso invitando al «team de los escritores famosos», muchos de estos abiertamente antirégimen. Es su fiesta y trató de invitar no sólo a sus más cercanos, pero, aun así, los criterios que predominan siguen siendo mercantiles, excluyentes y elitistas”.
No sólo libros representarán a Chile
Dentro de la delegación nacional destacan los invitados musicales. Cada noche se presentarán bandas como Los Jaivas, Francisca Valenzuela, Javiera Mena, Los Tres, Los Bunkers, Astro, Gepe, Pedropiedra, el dúo Surtek, además de Javiera y Angel Parra, quienes rendirán un tributo a Violeta Parra.
También se presentarán obras como “Cristo”, de la Compañía de Teatro Chile; “Niñas Araña”, de la Compañía Central de Inteligencia Teatral, y “Villa + discurso”, de Teatro Playa, asimismo se exhibirá la obra de danza contemporánea “Sin testear al otro lado”.
Además, habrá espacio para la gastronomía (con un menú “Nerudiano”), el cine chileno y las artes visuales.
En forma paralela a la FIL se realizará una exposición de los “artefactos” de Nicanor Parra y una muestra de platería mapuche del siglo XIX llamada “Sueños del rütrafe”.