Por J.C. Ramírez Figueroa
Pablo Simonetti (51) se escapa todos los veranos fuera de Santiago a desconectarse y escribir. Con vistas a la montaña, simplemente se deja llevar, esperando que los personajes y las historias vayan acudiendo a medida que teclea en su computador.
Ese es el método con que ha ido construyendo una obra compuesta por la colección de cuentos “Vidas vulnerables” (1999) y cuatro novelas: “Madre que estás en los cielos” (2004), “La razón de los amantes” (2007), “La barrera del pudor” (2009) y, su última entrega, “La soberbia juventud” (2013, Alfaguara).
La novela, que lleva tres semanas liderando la lista de libros más vendidos, será presentada en la Feria Internacional del Libro de Santiago, el 6 de noviembre a las 18:00 en el Foro de la Palabra.
“Era muy importante que el narrador fuera un «otro»”
Narrada por el escritor Tomás Vergara, que acaba de cumplir 50 -¿alter ego de Simonetti?-, la obra se centra en la figura Federico Selden, un joven misterioso y melancólico. La novela aborda el tema de los afectos (y su ausencia) y cómo asumir la homosexualidad en una sociedad como la chilena, que recién está en proceso de apertura. Vergara acompañará a su joven amigo Camilo Suárez -involucrado sentimentalmente con Selden- en un proceso de crecimiento, pero también de mucho dolor.
“Plantea el camino de un joven en su búsqueda de pertenencia. No sólo de referentes o maestros sino también de afectos y apegos. También está presente la evolución de la idea de paternidad y maternidad”, explica con calma, sentado en el comedor de su departamento.
“El escritor (Vergara) mira la vida de Felipe con aprensión, pero también con admiración por esa juventud que él perdió. El se ve reflejado en él y hace una constante comparación con el mundo en que él tomaba esas decisiones y el que le tocó a Felipe”.
-Has dicho que es tu novela más autobiográfica. ¿Lo dices por el narrador o por el personaje central?
-Me refiero más bien a los problemas con que uno se encuentra al salir del núcleo familiar. El núcleo del conflicto es el amor desesperado, los apegos, pertenencias y referentes. También las diferencias al ver la vida desde diferentes edades. Esas son cosas muy personales y que me han pasado en carne propia. Además del entorno social que me ha tocado ver. El resto, el plasma ficcional de la novela, es ficción.
-Es interesante que no sea el Felipe el narrador en primera persona…
– Al sacar el “yo” del medio de la novela, me permitió más conexión con lo que ocurría a los personajes. Un mayor acercamiento a la verdad y lo íntimo. Que la historia principal no fuera contada por el propio protagonista y que el narrador no fuera uno. Podríamos llamarlo una doble barrera para el “yo”. Era muy importante para mí que el narrador fuera un “otro”.
-Todos los personajes se transforman a lo largo de la novela y crecen. ¿Era el plan inicial?
-A mí me pasa algo que a medida que escribo van surgiendo las situaciones. No me pongo a planificar. Muchas veces me siento a escribir y después de mucho trabajo me llegan el tono y los diálogos. De alguna parte me vienen, de gente que conozco, de situaciones en que he estado. A veces ni siquiera sé lo que va a pasar después.
-¿Crees que tus libros llenan una necesidad por leer este tipo de historias?
-¡Es tan difícil! Las explicaciones son muchas. Algunos dirán el tipo de historia. Otros, el tipo de personajes. Algunos que la historia no se puede soltar. La literatura es misteriosa, entre la novela y el lector. Tratar de desentrañarlas es faltarle el respeto al lector. Es como decirle: “usted no tiene voluntad propia y lo hace por tal razón”. Ese misterio hay que dejarlo así. Aunque yo entrara en el proceso de desciframiento terminaría en manipular mi trabajo como fábrica de best sellers.
“Participar en política te quita libertad”
Simonetti puede definirse también como un activista que ha sabido usar las redes sociales. Así, esta mañana comentó en twitter sobre las declaraciones contra el libro digital de Vargas Llosa en el Congreso de la Lengua, en Panamá. “Es incomprensible que Vargas Llosa piense que el espíritu crítico pudiera empobrecerse debido al libro digital… Justo al contrario”, escribió en @pablosimonetti. Misma plataforma donde difundió su trabajo de 2 años como presidente de la Fundación Iguales. “Es algo que me ocurrió y me siento muy orgulloso. Y responsable. Pero no es mi naturaleza ser político. Las circunstancias me llevaron a participar en el debate político y lo hice con la misma entrega y ferocidad con que escribo”, reconoce.
Luego, sucedió que Luis Larraín regresó de Francia para asumir como presidente y Simonetti -aun en el directorio-tuvo que comenzar el proceso de edición de la novela. “Es la parte más ingrata de la literatura. ¡Es muy neurótica!”, reconoce.
“A mí me interesan los debates más grandes, no la contingencia. Y esto te obliga a estar atento a todo y tener una respuesta para todo. Y yo soy escritor. Siento que participar en política también te quita libertad”, concluye.