Cristian Warnken: “En Chile hay un desprecio por lo intangible” (19 de noviembre 2013, Plaza Cultura, La Segunda)

Aunque está aprendiendo a tomarse las cosas con calma, el profesor y poeta anda a mil como director de la flamante Editorial UV, de la Universidad de Valparaíso, y la nueva temporada de “Una belleza nueva”. “La TV no solamente vive del resultado brutal de las cifras”, afirma.

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Por J.C. Ramírez Figueroa

Tras enterarse del incendio del Teatro Municipal, Cristián Warnken se inquieta y lamenta no tener un teléfono inteligente que le permitiera averiguar más detalles de lo que estaba pasando.

“Es tan raro este tema de los incendios”, dice. Luego se queda pensando y especula: “Hay como un manto maligno cubriendo Chile. Acá hay un desprecio por lo intangible o lo que te genera cariño y amor. Se puede ver en el lobby y los negociados que arrasan con nuestro patrimonio, como lo hablábamos en el programa con Sebastián Gray”.

Para él, no es que los ejecutivos sean malas personas, sino que padecen un mal que lentamente va matando la vida tal como la conocíamos.

De estos asuntos conversa cada domingo en “Una belleza nueva”, a las 22 horas, en La Red. “También está la transformación del «pueblo» a la «masa», como hablaremos con Gastón Soublette este domingo. Aunque siempre he creído que hay una base humana, sobre todo en la provincia, que nos salva”.

Por eso, Warnken está fascinado por trabajar en Valparaíso —y viajar desde Santiago todas las semanas— como director de la renovada Editorial UV, de la Universidad de Valparaíso para trabajar con el editor Ernesto Pfeiffer en el proyecto que se lanzó este año.

Un auténtico milagro porteño que —en bellas ediciones de precio justo y encuadernación con costura a la vista— ha rescatado textos como “El Estado y la educación nacional” (Valentín Letelier), “La ciencia jovial” de Nietzsche (traducido directo del alemán por José Jara), o “La belleza de pensar”, de Eduardo Anguita.

Pero también ensayos de Alberto Manguel o Salvatore Settis y poemarios como “La mala siembra”, de Rafael Rubio; “Sombra y sujeto”, de Jaime Rayo, publicado originalmente en 1939, y la edición crítica del emblemático “Azul”, de Rubén Darío.

“Que tomar un libro sea un acto sensual”
“Queremos hacer cruces entre rescates nacionales y obras extrajeras. Que se genere un diálogo”, explica Warnken.

Aunque reconoce ciertas dificultades —por ejemplo, la distribución en Santiago y el resto de Chile—, la idea es ir fortaleciendo este proyecto al cual fue invitado expresamente por el rector Aldo Valle. “La idea es volver a la vieja idea de una casa de estudios interviniendo el espacio público con literatura e ideas”, explica.

—¿Cómo nace el cuidado de la edición de estas colecciones?
—Estamos en un momento cuando se publican más libros que nunca. Y a veces se publican muchas cosas disparejas. Nosotros tenemos un cuidado en cuanto a los títulos y la estética. Que tomar un libro sea un acto sensual, que apele a los sentidos, volviendo a potenciar eso frente a los libros que se pueden leer digitalmente.

—Tú viajas mucho por Chile, por ejemplo con el ciclo “Pensamiento propio”. ¿Cómo lo haces para no volverte loco?
—Quiero parar un poco eso. Hubo un momento en que realmente andaba de acá para allá, donde hablaba sobre la sabiduría de la vida… pero yo andaba como loro en el alambre (se ríe). El entusiasmo es mi gran aliado y enemigo. Estoy tratando de ecualizar un poco.

—¿Te cuesta decir que no?
—Sí. Pero estoy empezando a decirlo. Por primera vez. Con tono amable eso sí. Y explicar el porqué. Uno a veces se sobregira y acepta ir a presentar libros, estar en un debate, ir a tal lugar. Y de repente miro la agenda y ya está llena de nuevo. Eso es un peligro.

La editorial tiene programado lanzar en los próximos meses “Decepciones”, de Philip Larkin. Un libro que tardó ocho años en escribirse, siendo traducido por los poetas Bruno Cuneo, Cristóbal Joannon y Enrique Winter. Será publicado en edición bilingüe. Será la primera traducción del autor en Chile y se presentará en diciembre en Valparaíso.

También publicarán “Poesía esencial”, antología poética de César Vallejo con prólogo de Carla Cordua, y “Conversaciones con Enrique Lihn”, de Pedro Lastra. El rescate más notable será de Cecilia Casanova, mítica autora nacional que tendrá su homenaje en “Poesía reunida”.

“Una belleza nueva”: “Su minimalismo le permite seguir existiendo”
Todo este trabajo lo desarrollo en medio de su regreso a la TV y del programa “El desierto florece” en la Radio Oasis (jueves, a las 11 horas). Este puede verse también online y luego es subido a la plataforma OtroCanal.cl, donde también están archivados todos las entrevistas televisivas.

Por todo esto, Warnken cada cierto tiempo toma su agenda y empieza a revisar sus compromisos. Muchas veces las charlas, encuentros y trabajo editorial le tienen “secuestrada” semanas enteras. Hasta que borra y ordena sus tiempos, aunque —sabe— rápidamente volverán a llenarse. Como la semana pasada, cuando participó en Puerto de Ideas y su recital poético junto a Rafael Rubio y La Pedroband se agotó en seguida.

“Me encantaría tener más tiempo. Dentro de las ideas que tengo, me gustaría mucho hacer libros infantiles. A mis hijos todas las noches les leo o rehago cuentos clásicos”, cuenta sentado en un café de Valparaíso.
Lo que no todo saben, es que algunos de los episodios de “Una belleza nueva” son totalmente en vivo.

“Por primera vez me he tomado todo esto con mucha serenidad. La TV es un medio hiperventilado y que, de todos los medios, es el que más te sobreexpone. Curiosamente, en esta nueva etapa me he sentido con mucha tranquilidad. Sin ansiedad. A pesar de estar en el lugar que el programa siempre quiso: en horario estelar y compitiendo con programas fuertes”.

Dice que una parte suya ya había hecho el duelo, tras la renuncia a aparecer en TVN a las 8:00 de la mañana. “El escenario de movilidad era bien pequeño después de eso. A pesar de decir que lo continuaríamos. El programa tenía 18 años y las cosas en la vida se acaban. Incluso a uno mismo le daba tranquilidad cerrar una etapa. Sin embargo, esta invitación llegó como un regalo”, admite.

“Queremos hacer lo que siempre hemos hecho y sin grandes volteretas, como conseguir histéricamente ganar la simpatía del público”.

—Es que el programa está grande. A esa edad ya no es necesario tratar de caer bien.

—No lo había pensando, pero es verdad. A los 18 a uno ya no le importa el qué dirán o caerles simpático a los compañeros.

—En “Una belleza nueva” insistes en el minimalismo del programa: fondo negro, libros y vasos de agua…
—¡Si! (sonríe). La tentación de cambiar el formato del programa ha sido grande. Pero si ha sobrevivido ha sido por su minimalismo también. Es una opción estética frente a la exacerbación de lo visual que rodea las entrevistas de hoy. Hasta te ponen videos atrás, mientras están conversando. A mí me molesta, pero a lo mejor hay generaciones a las que les encanta.

—¿Eso de llevar al invitado por distintos escenarios?
—Me marea eso. Pero mira, hay que pensar que nuestro formato es también una opción económica. Su minimalismo le permite seguir existiendo. Si les hubiéramos hecho caso a los otros, no sé dónde terminaríamos. Ha sido una estrategia de sobrevivencia… lo que no significa que algún día pudiera cambiar.

—¿Y el tema del rating? ¿Cuál es tu posición?
—Es un hecho que no se puede ignorar. No estoy en contra de ese instrumento de medición para una industria que se maneja con auspicios. Por supuesto que dice algo, pero la decisión de tener un programa como éste pasa por muchas cosas más que el rating.

—¿Cómo sería eso?
—TVN no tenía el programa por el rating. Cuando nos llamaron fue porque rimaba con una visión/misión de TV pública. En el fondo, se estaban dando el lujo de tener un programa de rating discreto, pero que no bordeara la indecencia total. Tampoco creo que La Red esté llevando “Una belleza nueva” por rating. ¡Sería una decisión descabellada! Nunca hemos vendido la idea de que tenemos alto rating.

—Sin embargo, hay un gran feedback con el público. Se puede palpar tanto en la calle, como en redes sociales.
—Es un tipo de producto televisivo que a lo mejor no calza con las grandes audiencias, pero que tiene un impacto de recordación y marca, que probablemente no tienen otros espacios. Los ejecutivos están pensando en en otras cosas, intangibles. Y como la televisión no solamente vive del resultado brutal de las cifras, este programa algo da.

—¿No te parece curioso que las críticas se centren en el rating o el formato?
—Uno acepta las críticas, por supuesto. Pero cuando se había acabado el programa en TVN aparecieron en los diarios columnistas que decían exactamente lo mismo que nos decían en ese canal con respecto al programa. Cuestionamientos al formato de dos entrevistados o el ritmo que tenemos, que choca con la televisión actual.

—Es interesante que esos críticos ocuparan el mismo discurso del canal. Algo tiene el programa que hace que los programas quieran tenerlo, después de 18 años. No nos hemos ganado ni becas ni fondos concursables del Estado. Yo te digo: ¿Por qué seguimos sobreviviendo?

Eso me sorprende.

La Segunda Digital 2 La Segunda Digital

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