El sociólogo prepara, junto a Ricardo Capponi, un libro y un ciclo de conferencias. Mientras tienes poder, tienes la ilusión de poder determinar los comportamientos éticos, dice su socio psiquiatra.
Por J.C. Ramírez Figueroa (18 de marzo 2016, La Segunda)
“Pocos sistemas políticos en el mundo se han autoinfligido una reducción tan drástica de poder en poco tiempo”, sentencia Eugenio Tironi, mirando el tránsito de Rosario Norte.
Estamos en las climatizadas oficinas de Tironi Asociados: 500 m , cuarto piso, diseño a cargo de la oficina Owar. La planta fue elegida por el sociólogo, justamente porque está a la altura de la calle y permite “pensar Chile”, contemplando gerentes, ejecutivos, empleados en bicicleta y autos del sector.
Aunque de tanto hacerlo, le han pasado cosas como el masivo troleo por una columna de El Mercurio donde celebraba el el cambio de veraneantes en el sur de Chile. Para TIroni ahora mandaban los “morenos, bajos, algo entrados en carnes, con shorts y camisetas de la U o del Colo Colo” y no las clásicas personas “rubias, esbeltas y con dockers”. “Me dejan pensando esas reacciones. Eso que escribí es lo que se dice en privado. Yo lo he escuchado. Pero, al parecer hay un problema al exteriorizarlo. Habría que preguntarse también por qué se reacciona con rabia ante la lectura de una opinión. De todas formas, volvería a escribirlo”.
Su socio, el psiquiatra Ricardo Capponi dice que la de Tironi es la actitud correcta. Ni negarlo ni achacarse, sino una posición intermedia. “Me parece que no han aprendido nada. Eso se percibe justamente en su actitud de echarle la culpa a los otros. Por otro lado, tenemos una población que está mas preocupada de consumir y mejorar su vida que de un proyecto de rebeldía frente al sistema”.
La dupla prepara un libro y un ciclo de charlas (ver recuadro). Cada uno, en su especialidad, analizará la mente y la sociedad durante los años más difíciles de nuestras elites. Aunque ya tienen al menos 3 cosas claras. Uno: Chile no se caerá a pedazos. Dos: Las elites se doblan pero no se rompen. Tres: Ya no hay vuelta atrás.
“Hay algo que me ha tocado conversar con ejecutivos. Hay un discurso fácil que supone que es posible recuperar la confianza y admiración en los empresarios y que eso va a reestablecer una buena voluntad con los medios menos incisivos, los consumidores nos perdonarán las pequeñas fallas. Esto nunca va a volver a ser como antes. Es como cuando el adolescente rompe con sus padres”, dice Tironi.
-Capponi: La rabia puede ser sólo descarga y no construir respuestas orgánicas, frente a la situación ante la que uno se va rebelando. Entonces, también podríamos estar asistiendo a una sociedad individualista que no enfrenta como colectivo los problemas estructurales importantes.
-Tuiteamos enojados, pero llenamos el Costanera Center.
-Capponi: Conviven aspectos disociados donde por un lado hay una perfecta adaptabilidad por el sistema, y por otro, rebelión ante el sistema.
-Tironi: Ojo, que la agenda de cambio surgida de las movilizaciones del 2011 es efecto del trabajo de los intelectuales y la clase política. No surge directamente de las calles. Y esas demandas construidas por los intelectuales orgánicos han sido acogidas por el establishment: educación, fin binominal, reforma tributaria, unión civil, aborto. Puede haber discusión si fue profundo o si se les pasó la mano, pero ya estamos en una discusión más técnica, no moral. Lo moral sobre si la educación es igual para todos ya está zanjada.
No hay cambio psíquico
“El impacto de la elite al ser tratados como cualquier hijo de vecino fue un shock muy grande, del que están reaccionado de forma relativamente sana”, sostiene Tironi. Capponi difiere: “La pregunta de fondo es si, en realidad, las elites han sido capaces de adaptarse debido a la presión social o si ha habido un cambio psíquico al interior de éstas. Hay síntomas de que no ha habido un cambio psíquico”.
-¿Las elites no han aprendido nada de todo esto?
-Capponi: Creo que se han adaptado. Pero no noto cambios estructurales potentes en la institución de la iglesia, por ejemplo. Tienes la sensación de que cuando reaccionan frente a una trasgresión, no están entendiendo bien de que se trata. Se nota que no la reconocen porque no hacen un acto de reparación, para que la ciudadanía pueda recuperar la confianza.
8 apellidos vascos
Capponi distingue a varias elites: la del dinero, la política, la militar, la religiosa y la aristocrática. Todas entrelazadas históricamente.
-Se habla de los castellano-vascos como los que constituyen nuestra elite. ¿Mantienen algo de poder?
-Capponi: En el gobierno de Pinochet emergió una clase inmigrante empresarial que cambió el perfil de las elites. Pero mantenemos una herencia de la cultura castellano-vasca a la que se suma la alemana e inglesa. Eso hace que tengamos un comportamiento menos liberal, menos latino si se quiere y mucho más controlado. Eso aún tiene peso.
-Tironi: Hay una capa que a veces no es la más rica, ni tiene posiciones de poder, pero tiene el privilegio de la nobleza. Son personas que, mas allá de la opinión de los demás, se sienten los constructores de Chile y hablan no de decenios sino de siglo. ¡Y es verdad! Eso les da una prestancia, distancia y además se identifican entre sí por este rasgo. “Estábamos antes que tú llegaras”. Eso le dicen a todos los inmigrantes. Perdieron el poder económico, pero el simbólico es muy alto.
-¿Podemos hablar de una nueva elite?
-Capponi: Yo creo que sí. Y tiene que ver con el poder del dinero. Y a raíz de ese poder derivado de la capacidad de innovar, construir empresas y generar recursos, les da peso a las decisiones que toman en nuestra sociedad.
-Tironi: Es cosa de ver los rankings: Luksic, Said, Cueto, Yarur. Muchas de estas fortunas partieron con la democracia. En los últimos 20 años la preeminencia que tomó esta burguesía económica fortalecida en la transición y que se tomó el gobierno de Piñera, que no ganó la clase empresarial tradicional ni la derecha. Todo esto ayudó a generar un nivel de promiscuidad con el mundo político, fundaciones, universidades, gremios y la iglesia.
-¿Cómo cambia la mente al acceder a estos puestos en la sociedad?
-Capponi: Con el poder estás en la frontera. Allí tiendes a pensar que lo ético también lo puedes determinar. Cuando viene el choque, el problema es que la respuesta tiene mala calidad por este revestimiento narcisista que tiene el poder. Esa promiscuidad es inevitable porque en la medida que tú tienes poder, tienes la ilusión de poder determinar los comportamientos éticos. Entonces a partir de ahí vas creando un cierto clima perverso. Es mierda en papel celofán,
-Tironi: Y el goce del perverso es involucrar al otro en su perversidad; quiere pervertir. Si revisamos algunas agendas de altos ejecutivos, es como un juego. Creo que tiene un efecto lúdico, gozoso. El poder erotiza. Quienes acceden a él sienten una omnipotencia incluso sobre la misma ley.
-¿Qué podemos esperar, finalmente, de la elite?
-Capponi: Una toma de conciencia de aquel que hace la trasgresión. El ser humano es muy frágil. Mientras más angustia se tiene, más primitivos son los mecanismos. Si la sociedad me acusa, me siento perseguido y me defiendo, negando y proyectando. Ahí se nota el shock de las elites: las reacciones que han tenido cuando han sido descubiertos en sus transgresiones muestra que el nivel de angustia que manejan es demasiado alto, porque las respuestas han sido bastante infantiles.
Ciclo Abierta
“¿Por qué los buenos hacen cosas malas?”
Este año la dupla publicará un libro-ensayo sobre cómo las elites han sobrevivido a este terremoto. Recién se están poniendo de acuerdo en las primeras ideas -aún no hay editorial ni fecha de publicación- y algo de estas divagaciones se verán en el ciclo de charlas “Abierta” (www.cicloabierta).
Son cuatro sesiones: “¿Por qué nos cuesta tanto comprender lo que está pasando” (7 de abril), “¿Por qué las personas buenas hacen cosas malas”? (21 de abril), “¿Podemos confiar en la confianza?” (5 de mayo) y “¿Cómo pensar ecológicamente la ecología”? (19 de mayo). Los expositores son Eugenio Tironi, Ricardo Capponi, Rodrigo Márquez y Manuel Tironi, respectivamente.
La reacción
Conciencia y escala moral
-¿No les parece torpe echarle la culpa a los demás? O dar excusas, enojado, como ME-O con el avión.
-Capponi: Es la reacción de alguien acostumbrado a manejar todo a su antojo y agravado por la persecución social, cuando se produce el descubrimiento de la trasgresión la sociedad se transforma en un monstruo. Y es tan importante convertir en experiencia estos errores, porque haciendo conciencia avanzamos a otro escalón moral. Pero ellos siguen sin cachar nada. En la medida que estos sujetos sean fuertemente removidos, cuestionando su situación personal y uno note un cambio, habrá un avance en la sociedad. Porque van a ser más resistentes a reacciones de crisis.