Nos contará todo lo que siempre quisimos saber sobre olores en Puerto de Ideas Antofagasta.
Por J.C. Ramírez Figueroa (28 de marzo 2016, La Segunda)
Los olores -buenos y malos- son un tema que ha fascinado a la neurobióloga Kathleen Whitlock. “El ser humano va formando una memoria muy profunda de olores. Y queda de por vida en tu subconsciente”, explica. Sobre esos “olores de la vida” hablará en Puerto de Ideas Antofagasta, el 9 de abril, a las 12:00, en la Biblioteca Regional de la ciudad
“A uno le gustan ciertos sabores porque es lo que comía nuestra madre cuando estábamos en el útero. Si ella come algo más picante, el bebé tendrá preferencia por lo picante. A los chilenos no les gusta lo picante porque las mamás no lo comen. Las empresas saben que es muy difícil cambiar tus preferencias de comida de adulto. ¿Por qué crees que las bebidas gaseosas están en los colegios? Porque esos olores también quedan en la memoria. Tapas la nariz y no tienen sabor. Es puro olfato”.
-¿El olor es la mejor máquina del tiempo?
-El viaje en el tiempo es más intenso que con las canciones o las fotos antiguas. Porque el olfato conecta con una parte del cerebro que está mediada por la emoción. Es un sector donde está la oxitocina, conocida como la hormona de la reproducción. Así que hay una conexión entre olores y sentimientos. Las mujeres son mucho más sensibles, por cierto.
-¿No crees que esto no ha sido explorado suficientemente?
– Hay una tradición científica. Recomiendo leer “The lives of a cell” (1974) de Lewis Thomas. Este médico hizo una serie de experimentos que demostraban el rol del olfato cuando la hembra selecciona al macho con los genes más distintos a los de ella. Porque tú no quieres emparejarte con tu hermano. El olfato está relacionado con tu conocimiento genético.
Olerse y reconocerse
Kathleen sabe de la relación de los chilenos con los olores, porque lleva casi una década en Valparaíso. Es la investigadora principal del Centro Interdisciplinario de Neurociencia de Valparaíso (CINV) y hace clases en la U de Valpo. También dirige el programa Ciencia Al Tiro, haciendo talleres en escuelas públicas de los cerros.
Ella dice que no le gustan los olores “fabricados”. Es más: le molestan los detergentes que prometen un olor a limpio. “¿Qué es el olor a limpio? ¿De verdad se puede crear artificialmente, cuando los olores son una experiencia tan subjetiva? El día que alguien pueda crear un olor que le guste a todo el mundo, esa persona tendrá mucho poder”.
“Si puedes controlar químicamente los olores podrás controlar a las personas. Y nadie se dará cuenta. Porque muchas conductas son inconscientes, pero dependen del olfato. A veces nos gusta una persona porque nos gusta su olor simplemente”.
-¿Y por qué nos perturban los olores ajenos en el W.C. y nunca los nuestros?
– Cada uno tiene una mezcla de bacterias únicas. Es como cuando los animales se huelen el trasero para reconocerse. O incluso huelen sus desechos. A uno le molesta el olor del otro porque lo siente ajeno. ¡No nos vamos a andar oliendo el poto o los genitales en una cena para reconocernos! Pero también hay bacterias con las que sientes que formas partes de un mismo grupo social. Por eso nos caen bien algunas personas. Y nos juntamos con ellos porque sabemos intuitivamente, a través del olor, que ellos nos apoyarán en nuestras ideas. El problema es que acá usan un montón de olores artificiales.
-¿Abusamos de los perfumes?
– En Chile usan más perfumes o aromatizadores que en EE.UU. ¡No sé qué quieren ocultar! Aparte, sería bueno distinguir entre el sudor nuevo y el sudor viejo. Este último es el que genera mal olor. Cuando alguien no se baña y pasa mucho tiempo. Nos alejamos de este olor porque intuimos enfermedad. Pero transpirar no genera mal olor. El problema es que usamos desodorantes y perfumes con olores que no son tuyos. Y, tal como los animales, los miembros de la manada se reconocen por el olor.