Es el pianista clásico del momento, pero tiene un pasado escabroso. Y acaba de lanzar sus memorias.
Por Juan Carlos Ramírez F. (28 de abril 2016, La Segunda)
Gafas, polera estampada y tatuajes. Por facha, el pianista James Rhodes (41) parece más un músico indie que una estrella de la música clásica. Pero la procesión va por dentro y basta avanzar algunas páginas de “Instrumental” (Blackie Books, 2016) para enterarnos de una historia tan “cruda” y “horrorosa” -como sentenció The Guardian- que su ex mujer intentó prohibir el libro por el posible daño que provocaría al hijo que tienen ambos. Pero gracias al apoyo mediático de amigos como Benedict “Sherlock” Cumberbatch y Stephen Fry, la Corte Suprema británica autorizó la publicación el año pasado.
Rhodes fue abusado por su profesor de boxeo sistemáticamente desde los 5 años. Algo que le generó diversos problemas mentales: pasó por 5 instituciones psiquiátricas, intentó suicidarse y tuvo varias sobredosis. En el camino estudió Psicología y aprendió a aporrear las teclas casi autodidácticamente. Y de pronto, se convirtió en el renovador de la música clásica en Inglaterra (ver recuadro). Habla hasta por los codos, recomienda discos y asegura que, para quedarse dormido cuenta notas en vez de ovejas y que en el libro hay más secretos de los que jamás les ha contado a sus ex novias.
“Me gusta la honestidad brutal. Especialmente para temas que, en general se expresan de forma vaga e inofensiva como «abusar»”, dice desde Londres. Para él, “Instrumental” más que un drama es “una carta de amor” para su esposa, hijo y la música en sí misma. Pero también para iluminar la parte más oscura de su vida. “Ser violado no te define más que ser de signo Piscis o medir 1.80. Pero es parte de mi historia. Si lo ignoraba no era íntegro. Me asusta, claro, pero no es una buena razón para callarme”.
-Evitas escribir desde la pose de víctima. ¿Fue consciente?
– No fue intencional, pero me alegra que lo sientas así. Distanciarse del rol de víctima no es malo. El problema es hacerlo con tu humanidad.
-¿Crees qué los medios están obligados a suavizar la percepción del abuso infantil?
-Es que no creo que pueda suavizarse. Estamos hablando de un adulto que fuerza a un niño de la mitad de su tamaño a ser penetrado. No hay manera de suavizar eso. ¿Si creo que hemos llegado a ser inmunes? Quizá. Hay tantos casos en la prensa. Y entiendo que cuando estamos comiendo nuestros cereales en la mañana no queremos leer sobre un niño violado.
Beethoven y Dios
Rhodes no sólo quiere que su libro ayude a las personas que han pasado por experiencias límite, sino también para mostrar el mundo de la música clásica. “Si no compras el libro, está bien, pero no dejes de escuchar la lista de reproducción de Spotify”. En efecto: el libro viene con una lista homónima para escuchar en la app.
-¿Puede la música curar a alguien sin el psicoanálisis o fármacos?
-Si tan sólo pudiera… Es decir, siempre ayuda la música. Pero para enfermedades graves medicarse es esencial. Escuchar o interpretar a Bach, Madonna o Wagner no te sanará, pero puede ayudar a superar momentos difíciles y entender lo bueno y bello que hay en vivir.
-¿Son responsables los músicos de limitar esta música a las élites?
-Sí y no. Los que mueven dinero y patrocinadores, los que insisten en códigos de vestimenta o que ponen los precios. Qué montón de mierda. Rompe el corazón saber lo profunda que es esta música y lo limitado del público. Qué vergüenza que en Reino Unido debe haber 50 millones de personas que jamás han escuchado a Beethoven.
-Eres un sobreviviente. ¿Sientes el peso de esa carga?
-No conozco a nadie que no cargue con un trauma. Pero trato de no pensar en ello, sino que trato de ser el mejor padre, esposo, amigo, músico y hombre. No creo en un Dios castigador con barba. Creo en algo más grande que tú mismo que te ayuda a ser mejor. Para mí, escuchar la 9ª Sinfonía de Beethoven es toda la prueba que necesito de la existencia de ese Dios.
Concertista pop
Contra la endogamia clásica
Rhodes empezó a tocar piano públicamente en 2009. Fue el primer músico clásico en fichar con Warner, históricamente orientada al rock. Ha grabado documentales para la BBC, escribe habitualmente para The Telegraph y The Guardian y lanza discos de piano que ironiza con una advertencia a los padres: «Contenido explícito». Detesta el elitismo y recomienda partir escuchando la “Chacona” (Bach) y advierte: “No dejes que unos pocos imbéciles vetustos y endogámicos impongan cómo debe presentarse esta música inmortal, increíblemente maravillosa”. Actualmente casado con Hattie Chamberlin, reconoce que con ella lloraron tras enterarse del fallo que permitió la publicación del libro.