Por Juan Carlos Ramírez F.
Amor y desencuentro. Así resume el periodista Oscar Céspedes la relación entre Iron Maiden y Chile. Para él, la devoción aumentó exponencialmente tras la suspensión del show en 1992 por presiones de la Iglesia Católica al gobierno de Aylwin.
“Es como cuando le prohíbes algo a un adolescente: no consigues otra cosa que lo desee hacer con más ganas. Con Iron Maiden en Chile fue lo mismo. Lo único que consiguieron fue que tuviéramos más ganas de verlos”.
Y fueron 60 mil personas las que vieron a la banda en marzo de 2016, en su octava visita al país. Un clásico que une a varias generaciones. “Por eso, esa historia merece ser contada y hasta ahora nadie se había atrevido a hacerlo”, asegura.
Así reconstruyó el contexto del retorno a la democracia, entrevistó a Belisario Velasco, Iván Valenzuela y Alfredo Lewin, y teorizó sobre la importancia de la banda inglesa en el país. Todo eso está en “Maiden Chile” (RIL), que lanzará este sábado a las 19:30 en la Filsa.
El autor aún admite sorprenderse con las consecuencias del hecho. “Se logró impedir un show del grupo por considerarlos satánicos y un peligro para la juventud. Hoy nos reímos de ese hecho y hasta nos da vergüenza. Pero fue hace 24 años. Es decir, forma parte de la historia reciente de nuestro país”.
El round Medina-Velasco
-Además del rock, este libro habla sobre el autoritarismo postdictadura
-Chile estaba inmerso en una alegría colectiva por el fin de la dictadura pero seguía siendo muy neófito en materia de conocer sus derechos. La Iglesia Católica seguía teniendo una influencia poderosa y su opinión tenía una estatura ética muy alta. Aunque no tuvo una postura oficial frente al tema, se quejaron el cardenal Medina y Javier Prado, obispo auxiliar de Valparaíso. Ellos iniciaron una serie de declaraciones ante la prensa y ante las autoridades, en donde acusaban a Iron Maiden de ser satánicos.
-¿Cómo fueron las negociaciones del gobierno en torno al recital?
-Belisario Velasco debió soportar las presiones de ciertas personas de la Iglesia Católica. Siendo subsecretario del Interior en el Gobierno de Aylwin, recibió llamados telefónicos por parte de Medina, en donde el cardenal le exigía que no fuese permitido el ingreso de la banda a Chile. Fue sin duda un episodio lamentable de nuestra transición.
El autor cuenta que intentó comunicarse con el sacerdote para que le contara su visión de los hechos. “El cardenal Medina me dijo que no se acuerda de nada”.