Por Juan Carlos Ramírez F. (22 de marzo de 2017, La Segunda)
En tiempos en que las redes sociales son el teatro de operaciones de las guerrillas culturales, uno de los más kamikaze es el artista y curador Carlos Bogni (1957). Ex asistente de Gonzalo Díaz, con una estadía en Nueva York de diez años y alumno prodigio de los talleres literarios de Nicanor Parra y Ronald Kay, es de los pocos del “mundillo” artístico que no teme pelear.
Y esto incluye a instituciones como el Centro Nacional de Arte Contemporáneo Cerrillos que, desde su inauguración en septiembre del año pasado, ha sido el foco de varias polémicas. Primero, por las declaraciones del ministro Ernesto Ottone sobre el año “1967” como límite temporal de las obras que se exhibirán. O la falta de definiciones prácticas sobre su función, mientras se inaugura temporada 2017 y debería resolverse estas semanas el concurso público para designar su director.
“Cerrillos es una movida política de la ‘nueva pillería’, por lo tanto, su nuevo director será uno de la camarilla. Ya sabemos que los movimientos de platas y pago de favores están amarrados entre ellos. Lo que sí, y solo para molestarlos, les exigiría un test capilar”.
Consultado sobre el artista Arturo Duclos, uno de los nombres que suena fuerte para asumir el cargo, Bogni salta de inmediato:
“Lo conozco de principios de los ochentas. Por esos años me copió la aplicación de viñetas y textos en los trabajos, o sea el sistema, todo. Después, con la ayuda de asistentes multiplicó el sistema en su beneficio al infinito”.
Hace unos meses, por el mismo tema de Cerrillos, Duclos tuvo un duro enfrentamiento con Justo Pastor Mellado a través de las redes sociales. El primero, a favor del centro cultural; el segundo, en contra. Bogni siguió esa pelea:
“Lo consideraba más inteligente pero en ese pleito se puso en evidencia que no es más que un patinador rápido y fulero. Hoy, con el flanco del estafador Garay abierto, las interrelaciones son hilarantes. Claro, todo el mundo veía las entrevistas en que Garay salía con las fotos de Paz Errázuriz de fondo y se comentaba, sin mucha certeza, cuánto habría pagado”.
“Hay mucho pendejo cuico vendiéndola”
-El próximo año el MAC cumple 70 años y Francisco Brugnoli sigue al mando. ¿Debería ser hora de un recambio?
-Pancho deja el MAC este año. Lo sospechoso es que no se sabe cómo se define el nombramiento, y la comunidad académica tiene el derecho a saberlo. Aunque te aseguro que el pastel ya está cocinado. La pregunta es si gente sin titularidad podría aspirar al cargo. Antúnez, Assler y Núñez fueron directores sin ser titulares.
-¿Por que hay tanto miedo a decir las cosas, a plantear disidencias? ¿Realmente se mueve tanto poder en el círculo del arte?
-Es el sistema de padrinazgo establecido, un gallinero piramidal. Abundan los docentes aspiracionales sodomizados. Miran para el lado nerviosos, chillan por sus cositas. Las lucas son difíciles. En mi carrera me ha tocado relacionarme con el gallinero completo. Y al paso de los años puedo decir que los únicos que rescato y respeto han sido Juan Downey, Francisco Smithe y Juan Dávila.
Bogni dice que ahora está “pintando como niño bueno” y que pasa “muchas horas editando fotos de pajaritos, retratos y paisaje chileno”.
“Relaciono la escena nacional con un gallinero picante y olor a mierda de gallinas por todos lados”, remata. “Hay mucho pendejo cuico vendiéndola y jurándose quizás qué especial sorete. Abundan los copiones, los mentirosos y los frescos de raja. Pocos se salvan”.
Abundan los copiones,
los mentirosos y los
frescos de raja. Pocos
se salvan”.
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