Está a cargo de la gran exposición en la que el MNHN demuestra las conexiones entre aves y estos animales prehistóricos.
Por J.C. Ramírez Figueroa (28 de noviembre 2017, La Segunda)
El primer recuerdo de David Rubilar, jefe del área de Paleontología del Museo Nacional de Historia Natural, es estar jugando con dinosaurios plásticos de la feria y haber visto una extraña película de 1969: “El valle de Gwangi”, que mezclaba cowboys con dinosaurios en stop motion .
“Me considero orgullosamente pre Jurassic Park, que es de 1993. Cuando adolescente me sentía muy solo en cuanto a este tema y me lo pasaba metido en este mismo museo. Cualquier piedrita, hueso o fósil, para mí era algo extraordinario. Me quedaba contemplándolo horas y horas como una pista del pasado”.
Pero la clave para este doctor en Biología y codescubridor del Atacamatitan chilensis -primer titanosáurido nacional- fue haberse topado con un documental donde se mostraba a un científico trabajar con un esqueleto. “Eso es lo que quiero hacer. Ahí está mi destino”, cuenta que se dijo a sí mismo. Ahora está a cargo de “Dinosaurios, más allá de la extinción”, que se inauguró el viernes y que estará hasta agosto del próximo año. “No son animales mecánicos ni hay efectos especiales, sino que se aproxima a tal cual fueron en la realidad”.
-¿Por qué nos siguen obsesionando los dinosaurios?
-Porque son llamativos y no sabemos mucho de ellos aún. El conocimiento, de hecho, se va actualizando. Lo primero que nos impacta es la rareza de sus esqueletos. Es algo que no tenemos asimilado como seres humanos que vinieron después. Luego está su tamaño y exuberancia. Son como esas estrellas que explotaron hace millones de años. Son información sobre la vida que te llega de una época tan pretérita que es imposible no sentir estupor.
Rubilar habla de estos seres con rigor científico, pero también con cariño. Dice incluso que si se altera el mapa genético, podría un pollo convertirse en un pequeño dinosaurio. “La distancia no es tan enorme entre ellos como podríamos creer”.
-¿Imaginas que en algún momento la ciencia permitirá revivirlos?
-Es que vivimos entre dinosaurios: ¿Si no, qué son las palomas en las plazas o los pollos que nos comemos? Los dinosaurios eran emplumados, como se descubrió en China en 1996. Por otro lado, aunque se les relacionaba tradicionalmente con los reptiles, estos andan con su estómago en el suelo y basta revisar sus patas para darse cuenta que los dinosaurios corrían.
Y lo dice mostrando imágenes en su celular donde efectivamente se ve un esqueleto cubierto de plumas grises y luego mostrando un esqueleto de la exhibición inaugurada este jueves.
“Son un misterio inabarcable”
-¿Seguirán apareciendo dinosaurios en Chile?
-¡Obvio! Si toda la zona de Magallanes está inexplorada y necesitamos que alguien quiera dedicarse a ella. Los dinosaurios son un misterio inabarcable. La distancia en que vivieron es enorme y hay muchos mitos alrededor. Hasta hoy, muchos creen que son petróleo o que se relacionan con los reptiles. También están los que creen que compartimos con ellos. Pero son tan antiguos que el Chilesaurio habitó Pangea, cuando los continentes aún no estaban separados. ¡Imagínate!
Y concluye: “Cuando te digo que convivimos con los dinosaurios como los pollos o palomas, el detalle es que no son los de la era Mesozoica -conocida como la era de los dinosaurios, hace entre 251 millones y 66 millones de años-. Es más, si no se hubiesen extinguido, el resto de la vida no hubiese surgido. Dominaban el mundo y cualquier otra forma de vida no habría podido prosperar, incluyéndonos a nosotros”.