La chilena, corresponsal histórica de Cooperativa en España, es uno de los cerebros del regreso de la mítica revista.
Por Juan Carlos Ramírez F. (2 de enero de 2018, La Segunda)
La revista “Ajoblanco” irrumpió en España en 1974 y con sus temáticas contraculturales (rock, ecología, política) pavimentó el camino del retorno a la democracia tras la muerte de Franco. Referente del periodismo entre los exiliados chilenos, su primera etapa terminó en 1980 y la segunda entre 1987 y 1999. Ahora acaba de relanzarse con una tirada de 50 mil ejemplares, incluyendo Chile.
Y una periodista chilena, Carolina Espinoza, está al mando junto a los emblemáticos Pepe Ribas y Fernando Mir. Con el titulo “¡Re-volvemos!”, reportajes sobre el feminismo, una entrevista al psiquiatra Claudio Naranjo y un informe sobre la música trap. Una resurrección nada fácil que se logró gracias al crowdfounding, reuniendo 1.179 “mecenas” y cerca de 37.078 euros (27 millones de pesos).
“En esta etapa hemos apostado por no tener publicidad para ser más independientes. Quizá podríamos sobrevivir y ofrecer contenidos gratuitos, pero llenando de ventanas emergentes con anuncios de coches, perfumes, bancos, como las publicaciones más cool ¿Queremos eso? No, claramente”.
“Mi acento sudaca”
Carolina (43, Concepción) conocía la revista. Está instalada en España desde hace 17 años. Viajó a hacer un máster por 9 meses y se quedó, ahora como corresponsal de Cooperativa. “En España no podría hacer radio por mi acento sudaca”, reconoce. Sin embargo, hizo documentales y también incursionó en el área educacional. Ahora está haciendo un doctorado en antropología.
“Estoy estudiando el exilio chileno en España. Soy muy feliz en este país que me ha dado enormes posibilidades sin preguntarme de dónde vengo, sino más bien si sé hacerlo”.
-En tiempos de posverdad y redes sociales, ¿son los contenidos de “Ajoblanco” una forma de resistencia?
-Me da lata atroz el tema posverdad, porque me suena a cuando estudiaba periodismo y todos se enrollaban con “El fin de la historia” de Fukuyama. Me dan vértigo las modas en ciencias sociales, porque se tiende a banalizar y se teoriza sobre la forma, no sobre el fondo. Lo que hay ahora es lo que siempre ha existido. Nuestros contenidos son una forma de resistencia, en un mundo donde no hay periodismo independiente. El sistema ha querido que con la irrupción de internet o las redes sociales, parezca que somos libres porque tenemos más canales, pero, ¿quién controla esos canales? ¡Si Facebook censura hasta cuando aparece una teta!
-El feminismo es cool y es aprovechado por el mercado ¿cómo se puede combatir el sistema?
-En cada pauta luchamos constantemente contra esto: contra lo que el capitalismo nos quiere colar y te diría que son varios intentos. Incluso de personas que no tienen mucha conciencia de que están ofreciendo una colaboración con tintes capitalistas. El capitalismo hoy está en todo. Entonces, si no podemos luchar contra él, al menos demostrémosle a la gente que hay opciones: en la ecología, en la sanidad, en la educación. Y démosle herramientas. Me encanta ver que hay movimientos que intentan cambiar esto día a día desde sus vidas cotidianas.