Candidatos de izquierda ganaron alcaldías de comunas clave como Santiago Centro y Maipú. El Partido Comunista y el Frente Amplio salieron victoriosos en estas megaelecciones.
Por J.C. Ramírez Figueroa
Un nuevo capítulo se escribió este fin de semana en el proceso de cambio de la Constitución de 1980 que rige a Chile y que fue perpetrada durante la dictadura de Pinochet. Fue la elección de los integrantes de la Convención Constitucional, conocida como “la madre de todas las batallas” en unas megaelecciones que incluyeron, además, gobernadores, alcaldes y concejales. Los resultados, que comenzaron a darse a conocer tres horas después del cierre de las mesas de votación, a las 18:00 -19 de Argentina- no sólo demuestran el éxito de los comicios —a pesar de la pandemia, del tamaño de las papeletas que incluían hasta 100 nombres y problemas de locomoción— sino también una transformación del mapa político que demuestra que el estallido social de octubre de 2019, donde el motor fue la exigencia de un cambio del modelo neoliberal y la desconfianza a la clase política, se sigue manteniendo. Justamente, un movimiento social amplio, sin partidos políticos ni liderazgos definidos, que provocó este proceso gracias al plebiscito un año después donde un 78% de los chilenos aprobaron cambiar la Carta Magna. Dos datos de vital importancia: con un total de 6.108.676 votantes (41% del total de habilitados que suma 14.900.189), la participación fue más baja que la del plebiscito con 7.569.082 (50,95%). Y segundo, la Constitución deberá votarse en un plebiscito de salida en el primer semestre de 2022.