La académica y activista fue votada por la mayoría de los 155 convencionales que redactarán la nueva carta magna que reemplazará a la de Pinochet Una jornada marcada por su discurso que promete cambiarle el rostro al país e incidentes que obligaron a retrasar la ceremonia.
Por J.C. Ramírez Figueroa
Finalmente se concretó la primera sesión de la Convención Constitucional, donde 155 ciudadanos elegidos en mayo pasado (con predominio de la izquierda e independientes) redactarán la nueva Carta Magna que sepultará, al fin la Constitución de 1980 instaurada por la dictadura de Pinochet, de carácter autoritaria y en beneficio de los grandes grupos económicos.
Y la elección de la presidenta, la lingüista mapuche Elisa Loncón Antileo, no pudo ser más simbólica. Ella encarna una de las principales aspiraciones del Estallido Social iniciado en octubre de 2019 —con más de un millón de personas marchando en las calles chilenas y obligando al gobierno de Piñera a negociar un proceso constituyente—: la horizontalidad en la distribución del poder, el reconocimiento a los pueblos originarios, la desmilitarización de la Araucanía y la regulación de las industrias extractivas como la forestal o la minera.