Un hombre que sólo sabe que quiere un diamante, pero que se autodefine como pacífico y sin experiencia disparando, descubre que incluso intentando comprarlo, las cosas pueden complicarse. Un pirómano hace trabajar más de la cuenta a un detective venido a menos. Una infiltrada que está investigando un bar que en realidad es un prostíbulo fronterizo de los Estados Unidos de fines de los años 20.
Así comienzan las primeras historias de Tipos Duros (Pan, 2022) -”T. McGuirk roba un diamante” (Ray Cummings); “Incendio y más” (Peter Collinson) y “Brazaletes” (Katherine Bricklebank)- una antología de cuentos pulp, inéditos en castellano, que se leen como películas aceleradas, oscuras, de lenguaje duro -pero increíblemente actual- y que evocan unos bajos fondos que por más gringos que parezcan, perfectamente podrían transcurrir en cualquier ciudad de Chile dejada de lado por el progreso y por las brechas de todo tipo.