La experta tiene junto a su marido, Pablo Echaurren, la mayor colección del movimiento que originó todas las vanguardias del mundo.
Por Juan Carlos Ramírez F., 21 de junio de 2016.
Es imposible escuchar a Claudia Salaris y no irse directo a googlearlo todo sobre el futurismo y su gran referente, F.T. Marinetti (1976-1944). La historiadora del arte posee junto a su marido, Pablo Echaurren -artista e hijo de Roberto Matta- la colección más grande sobre el tema.
“Sin futurismo no habría Internet. La tesis de Marinetti era que la velocidad con que se desarrolla la tecnología habría achicado el mundo. ¡La misma idea de la aldea global!”, dice la italiana tomando un té en su hotel y gesticulando entusiasmada.
Esta visita es en el contexto de la exposición “Futurismo: la primera vanguardia” que se inaugura esta noche en el MAC (ver recuadro). La pareja se conoce desde que eran niños -“El futurismo no tuvo tanto que ver”, se ríe- y comenzaron su colección en serio desde fines de los ´70.
“El movimiento fue pionero en aprender a leer la realidad, desde los medios de comunicación hasta la tecnología, pasando por la cocina. El gran arte, en cambio, seguía mirando el pasado. Y a partir de eso desarrolló una mirada nueva y «glocal», como se dice ahora. Es decir, desde lo local, como la Italia, irradió su energía al resto del mundo”.
Así llegó a gente como Vicente Huidobro, que empezaron a innovar formas y contenidos. Y gracias a las míticas giras de Marinetti por Brasil o Argentina, el movimiento siguió desarrollándose, mientras en el mundo aparecía el dadaísmo, futurismo ruso, surrealismo hasta a la actualidad. “Podemos decir que todo eso que conocemos como cultura pop tiene su raíz en el futurismo”.
“Matta era muy divertido”
Marinetti era un personaje complejo, claro, heredero de una fortuna puso su dinero al servicio de la difusión del arte. Incluso al final de sus días, se obsesionó con la figura de Jesús, pero no del catolicismo. Hasta hoy su figura genera “mala prensa”, aunque sea una clave de nuestra configuración cultural.
“A veces no se le reconoce, porque se le vincula al fascismo. Pero hay que entender el contexto histórico de una Italia recién unificada, donde el nacionalismo era muy importante. Tampoco olvidemos que el mismo Gramsci dijo que era, en verdad, un revolucionario de la clase obrera, porque entendía mejor que los partidos políticos el lenguaje que los trabajadores necesitaban. ¡Quiero que quede claro eso!”.
-¿Por qué el manifiesto como formato es tan importante en el futurismo?
– Al ser un movimiento anti elitista, la idea de Marinetti era que la mayor cantidad de personas accediera a estos contenidos. Por eso el texto fundacional apareció en 1090, en Le Figaro de París, que era como el Nueva York de la época. El manifiesto era la mejor forma de dejar claro los puntos del futurismo.
-Para cerrar, ¿Alguna historia memorable con Matta?
-¡Ah! Él era muy original y divertido. Un trotamundos que se no se podía quedar quieto. Estuvimos con él muchas veces. Lo que sale en la prensa es puro gossip : tuvo muy buena relación con mi marido. Aunque no te puedo contar historias, porque eso es privado.
Echaurren -que no habla español pero quiere entender sus raíces chilenas y por eso recorrerá el país- se da vuelta, ofrece vino y dice que lo está pasando bien. Le interesa mucho la conexión del futurismo y la música pop.
“Si miras la estética punk de los Ramones hay una conexión total con el futurismo. La misma idea de encarar la realidad. Sería imposible entender las contraculturas sin este movimiento”.
Primer hito del “Corredor” MAC-MNBA
Echaurren une a dos museos
Una mirada al futurismo a través de 36 manifiestos originales es la expo del MAC, a cargo de la Fundación Echaurren Salaris junto a la curadora Ines Ortega-Márquez, estará hasta el 14 de agosto. También habrá 15 textos “vanguardistas” de Vicente Huidobro facilitados por su fundación y la muestra de collages “Iconoclast II” de Echaurren. En tanto, en el MNBA estará su retrospectiva “Make art no Money”, 110 obras que son una cruza (y homenaje) de futurismo, el arte pop y diversas vanguardias que exploró. Será el primer hito del “Corredor” que une ambos museos.