La artista cavó en una casona de Sazie, exhibe los objetos rescatados y construyó los que le hubiera gustado encontrar.
Por Juan Carlos Ramírez F. (28 de diciembre 2016, La Segunda)
En una antigua casona de calle Sazie, que actualmente es la galería Sagrada Mercancía, la artista visual Pilar Quinteros (29) excavó el piso con taladro, atravesó varias capas y puso en una mesa lo que iba encontrando: pedacitos de botellas, cerámicas, adoquines, ladrillos, huesos mezclados con cemento, “seguramente el asado de los maestros que han trabajado antes acá. Y esos chicos, de ratón”, indica.
Al otro lado de las excavaciones dejó una carpa y se puso a elaborar las cosas que a ella le hubiera gustado encontrar: un avión precolombino (conocidos como quimbaya), un tocado, una vasija de la cultura Llolleo, una manta nortina y el ídolo de Indiana Jones en “Los cazadores del arca perdida” (1981).
“Para mí esa película cambió la historia de la arqueología. La volvió una aventura. A mí, que no tengo estudios en esa área, de todas formas me interesa”.
La intervención -que estará abierta hasta el viernes- se llama Oopart: iniciales de out of place artifact (literalmente, “artefacto fuera de lugar”). “Es el concepto que se usa para denominar objetos encontrados en sitios arqueológicos que no se corresponden con el período de tiempo de lo encontrado”, explica. “Hay listados en internet donde en tumbas chinas encuentran un anillo que no tiene nada que ver. Excavar y encontrar lo inesperado desconfigura todo”.
Reconstrucción por capas
La reconstrucción de las capas olvidadas de la ciudad es una de las obsesiones de la artista. Lo hizo en intervenciones como “Reconstrucción Estación Pirque” (2010), “Cementerio indio”(2015) y “Mitín en la Estación Yungay” (2016).
En todas ellas intentó causar un efecto en el público, ya fuera replicando desaparecidas estaciones de trenes o instalando una caseta de informaciones donde evocar un inadvertido cementerio de la cultura Llolleo descubierto en la calle Pedro de Valdivia, mientras se construía un edificio.
“Esta vez es la primera vez que hago una excavación y me topo literalmente con las capas de la historia. Es interesante como el pasado está oculto, pero al mismo tiempo sigue siendo contemporáneo a nosotros”.
Quinteros ha sido invitada a Eslovenia y Mato Grosso, además de exponer en Londres y Madrid. Ahora va a hacer una instalación en el Festival de Artes Visuales donde va a trabajar en el Teatro de la Victoria -destruido 5 veces- y donde reconstruirá el edificio con módulos y material liviano. “Van a estar peleándola para que la cuestión se mantenga en pie”.
-En la catedral descubrieron, en 2005, la tumba de Portales, y ahora en la Plaza de Armas una ciudadinca. ¿Cómo nos afecta vivir entre tantas capas?
-Afecta que no se sepa. Hay como una pena por no conocer la historia. El típico discurso es que Chile no tiene identidad. Esa cosa adolescente de preguntarse “quién soy”. Pero la historia existe, aunque siempre ha sido entendida difusamente y sin orgullo. Lo del cementerio indígena lo vi sólo en internet. Y era alucinante: 60 cuerpos que pasaron muy piola y genera la sensación de que no hay nada que saber.